Desde 2021, he recorrido las rutas migratorias más intensas de México —Tijuana, Ciudad Juárez, Tapachula y el Estado de México— para documentar los desafíos y las esperanzas de quienes dejan atrás su hogar. Mi enfoque fotográfico parte del respeto, la escucha y la cercanía. Me interesa retratar no solo el tránsito, sino también la pausa: los albergues, las heridas, las fronteras invisibles, los actos cotidianos que sostienen la vida en medio del desarraigo.
Este trabajo busca contrarrestar las narrativas simplificadas sobre la migración, mostrando su dimensión humana, íntima y política. He acompañado historias marcadas por la violencia, el narcotráfico y la crisis climática, pero también por la dignidad, la fe y los vínculos que se forjan en el camino.
A través de mi lente, intento que cada imagen dialogue con la complejidad de este fenómeno global, haciendo visible lo que suele permanecer al margen.
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